viernes, 10 de junio de 2011

¿Cómo?

¿Tenemos alma?
¿Desde cuándo?
¿Hasta cuándo?

¿Será una especie de energía, al igual que Dios?
¿Será que a medida que vamos naciendo se va extrayendo un trocito de la naturaleza de Dios y lo hacemos cada vez más parte de nosotros, porque precisamente somos parte de él?
¿Será que en ese acto de creación (querido o no por algún ser en el universo) se va extractando su propia integridad, sacrificando parte de sí para darnos vida, porque en conjunto logramos constituirlo nuevamente?

¿Dónde está nuestro alma antes de nacer?
¿Ya pulula eternamente por ahí y sólo nos la prestan como solplo de vida, o surge nueva, vigorosa y con un potencial propio distinto en cada uno de nosotros? ¿Serán ambos supuestos incompatibles o conciliables?

¿Mi alma me pertenece? o ... ¿yo le pertenezco a ella?
¿Un pedacito de Dios en mí, en ti, en él o ella, en nosotros... en todos?

Seamos energía positiva, y no sólo creadora. Es inevitable crear, para bien, para mal.
Somos humanos. Ni menos ni más, qué más da.

La energía no se pierde, sólo se transforma.

Amén.-

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