jueves, 30 de diciembre de 2010

Naif


Me encanta ser yo, y volver a ser yo también, como antes, como ahora,
¡como siempre!

Historia circular la que voy relatando
Historia en espiral unido por los extremos
Avanzar sin saberse si se retrocede o se progresa
Tal vez ilusiones, tal vez realidades, qué más da

A veces es bueno ir a saludar a los árboles, sobretodo si tiene siete brazos. Ése árbol.
A saludarle nada más, y estar un segundito entre sus siete brazos
Y sentirme protegida
Y agradecerle al universo su energía, sus buenas vibraciones cósmicas… su magia.

Porque año nuevo, vida nueva
Me quiero despedir y agradecer, porque a pesar de todos los sinsabores, le tengo un extraño cariño a este 2010 tan intenso, tan repleto de cosas nuevas y nunca pensadas que hoy se alzan como mi presente, como mi tentado futuro inmediato y querendón

Es que a veces soy mensa con ganas y no le hago del todo bien al mundo, pero no es que me lo proponga… debo aprender a decidir por mí misma y sin intervenciones, nada más.

Me cobijo bajo el recuerdo de un aroma, se siente bien
Voy soñando e imaginando distintas perspectivas, como un niño pequeño que descubre el mundo, pero algo menos crédulo e inocente
Tratando de prescindir de mis trabas remotas y del extraño eco de vidas pasadas
Porque si no dejamos atrás lo que no nos sirve, no podemos avanzar realmente

Mirar hacia atrás es más fácil, porque ya pasó, se fue, no volverá
Y perdurará sí y sólo si le recordamos
Cuesta menos trabajo que el enfrentar lo que se viene, porque eso no lo conocemos, aún no nos pertenece, no podemos controlarlo completamente
Recordaré este año, por lo bueno, pero también por lo malo
Porque he aprehendido harto, y también aprendí lo que me costó años entender
Y me voy conociendo mejor y apaciguando las bestias que dominan mi pecho, que no siempre he logrado domarlas ni calmarlas, y qué bueno que sea así

Hay un laberinto que conduce a una playa solitaria, donde el viento me golpea el rostro, y la arena es cálida, se introduce entre mis ropas y me acaricia
Ese laberinto no me pertenece del todo, sino sólo la mitad

Quiero mi premio, mi beso
Mi mágica fuente generadora de felicidad no sea egoísta Ud.
Que aunque a veces no crea en ella, basta que le brote un poco de magia para olvidar todos mis temores y mis groseras peticiones enmudecidas, de aquellas que nacen cuando quieres sentirte distinta o importante para el resto. Primitiva manera de constatar mi naturaleza. No es sólo capricho, es el descubrir lo que vale la pena y lo que sólo vale una apuesta menor o por trazos. Los juegos a veces son más que una fantasía, y muestran tal vez realidades paralelas que no logramos asumir por nuestro limitado conocimiento de nosotros mismos, o nuestra incapacidad para reconocernos lo que sentimos.

Lo interesante es saber definir en su momento si estamos frente a una mera puesta en escena teatral o algo que puede resultar energizante

Veamos cómo reacciona este 2011 ante mis propuestas poco pudorosas
Ante mis ansias de ser capaz de entretenerme a mí misma con pensamientos con poco sentido, pero que nutren mi alma ávida de vida, juguetona, regalona, sin tanta explicación, porque es más divertido así

Quiero querer sin más, y que medianamente me quieran.
Eso me basta. Al menos por ahora, como diría Pepe Grillo.

Amén con lentejas sin sal.-


PS: Adiós 2010 cruel y dulce
     Serás evocado consciente o inconscientemente
     Me acompañaste todo el año ^^ Gracias!
    

No sabés


¿Juguemos?
Fue todo, lo prometo. Ésas ideas…
Y el efecto psicodélico del televisor.
Eso debió ser. Maldición. Al carajo el efecto psicodélico.
Qué alucinógeno su efecto.
Pero dos no es igual que uno más uno.

Cómo me provoca.
Y me envenenan los besos que voy dando.
Vieras cómo me envenenan. Una y otra vez, y no puedo dejarlo, estoy completamente adicta. No entenderás, aún no. Conclusiones postergadas.

Un velo de alquitrán en la mirada.
Lo siento, te traicioné.
Pero de esa otra traición, como de Venganza Cumplida. Traición de aquéllas, de las predecibles, pero que no quisiera reconocer como propia aún. Al carajo. Lo dije y qué.
Vuelve la guerra fría.

Juguemos, pues.


Amén.-

PS: Y sin embargo te quiero

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Cuasi-coqueta

Le guiño un ojo a los tiempos que vendrán
Intento seducir al mañana
Necesito sumergirme en un después distinto
Gozar de lo bello de esta vida


Soñar sin dormir, otra vez
Dormir sin soñar también
Descansar de todo lo que me abruma (como tú)
Y también de todo lo que necesito (como tú)


Acosar a la noche otra vez
Reponer fuerzas sin tanto trabajo
Salir a trotar y sentir cansancio de aquéllos
Y no de los colapsos mentales


Saludo con entusiasmo a lo nuevo, a lo fresco, a lo sin manchas
Saludo también a las personas que quiero y admiro
Incluso a los que no les interesa mi saludo
Les bendigo a todos, con alegría

Me encanta que el universo conspire para que todo sea mejor
Y me aparte de mis obligaciones de cuando en vez
Que más me vale compartirme con el resto y sonreír
que ser un alma en pena llena de remordimientos
(Yo lo sería si no. Admiro a las personas que pueden compatibilizar ambas sin entorpecer a la otra: ser responsable y disfrutar del día con personas valiosas. A mí la mayoría de las veces no me es posible... aunque lo he logrado en ocasiones)

Quise tener en algún momento un lunar que me caracterizara
y no sólo esas pecas solares y dispersas

Quise no sólo mirar mi ombligo
Quise no ser tan egoísta ese año, en que por celos perdí
a un par de seres amados
Quise no querer desaparecer cuando no debía
y tragarme la vergüenza-orgullo-pensarsóloenmí ridículo y grosero oportunamente
Quise no mentirme (Aún le amo a ella, aunque desde otra perspectiva, más pura)

Pero por más que no quise, me sirve para no volver a caer en lo mismo

No denuevo, no otravez
no eso para mí o desde mí
(porque no es lo mismo "por" que "desde" ahí)

Quiero volar
Quiero respirar por la nariz constantemente
Quiero estrujarme contra la cama
Quiero llorar y no puedo
Quiero dejar de quejarme
Dejar de sentir que algo me falta
(Algo, no alguien)
Ése algo que alguien no puede darte
ése algo que no lo encuentro en mí
Quiero aprender a gritar para adentro
Quiero conquistar mi mundo

Querré haber aprendido más
Querré haber invertido mejor mi tiempo
Querré haber aprendido a mentir y/o callar más y cuestionar menos
Querré que alguien me quiera alguna vez,
así con locura y pasión... aunque aún no lo quiera.
Pero sé que algún día lo querré, me conozco.
Querré tener hijos con esa persona que me ame en serio
(y que tal vez no exista)
Querré haber tenido más oportunidades reales
y haberlas aprovechado todas

Querré haber descubierto antes que no estoy sola
y haber estado ahí cuando me necesiten

O tal vez no quiera nada de verdad, otra vez 
Pero no habrá nadie que me retenga esta vez
Y será lindo, porque habré cumplido
y querré querer eso, aunque no lo sienta
o lo sienta sin quererlo


En fin, coquetearle y tentar al futuro realmente no ha sido mi fuerte
No ha sido mi orgullo tampoco
Pero estoy dispuesta a cambiarlo, por fin
Porque merecerme algo mejor depende de mí
y no sólo de la conspiración del universo inmenso y generoso
que aviva mi vista, mi energía, mis manos vacías

Voy por algo mejor, voy por mí
Voy y vuelvo.


Amén.-

PS: Algún día cambiaré el discurso.
      Quizá hoy me sentí algo nostálgica y extrañé.
      Al fin de cuentas, se hacen recuentos a estas alturas del año.
      Día 363. Año intenso.-

jueves, 23 de diciembre de 2010

Banalidades


Me he vuelto adicta a las tostadas (de esas bien crujientes y doradas) con mantequilla y mermelada de durazno.

También me he vuelto adicta a los huevos revueltos con orégano y sin sal. Pero “fritos” con mantequilla.

Y al ajo, todo a lo que puedo echarle, va con ajo.
Y a rallar manzanas y comérmela así, o con yogurt.

El cocinar definitivamente nunca ha sido mi fuerte.
Pero no porque no tenga dedos para el piano, sino que porque nunca me he dedicado a ello. Y como la mayoría del mundo cercano me cocina, nunca he estado en la real posición de tener que cocinar. Sé que es una excusa barata, porque igualmente podría hacerlo, pero he preferido invertir tiempo en otras cosas, como en el escribir este tipo de cosas o mirar el techo o jugar por ahí y por allá o atender deberes desatendidos.

¿Pero, sabés? Es lindo cocinarle a quien quieres.
Creo que es una manifestación inmensa de cariño, al menos en mi caso si le cocino a alguien, aunque fueren un par de tallarines o arroz pegoteado y sin sal, es EL esfuerzo, dada mis características culinarias ordinarias. O sea, el comer es un placer que no te puedo explicar, pero el dedicarse a preparar la comida no todos pueden decir que es su fuerte. Como yo.

Igual es práctica y ponerle empeño.

Ahora como, pero nada de lo ya dicho.
Y beberé (por fin) la cerveza ésa, la Monroe, la rubia, de más grados alcohólicos de los que debiera, pero que se agradece por estos días tan melancólicos y que me hacen mal sin la excusa perfecta. Y ésta es una buena excusa, día de días.

A veces me siento tan mal por cosas que no debiera. Cuasi-ajenas.
Pero, ¿quién sabe siempre las cosas que debieran y las que no?

Ay, yo no lloro sobre la leche derramada, pero no por el sólo decirlo, como principio, sino porque me hastía limpiarla. (Siempre derramo muchas cosas, las cosas me atacan todo el tiempo, por eso). Es mucho para una simple mortal que escapa de la realidad, pero que sabe que algún día tendrá que enfrentarla de una vez por todas. Y nunca he sido buena para la leche. Ni para decidir si seguir o desistir.

Voy para adelante, porque para atrás no rinde.
Maní con merquén.

Amén con maní, aunque no me guste.-

Correveidile

Descalza.
Y no sólo descalza, desnuda también.
Me dejo caer en el suelo, quiero no sostener mi cuerpo por un momento.
Se siente tan bien.

No sentir más que el ahora, por ahora.
Se ha vuelto casi una necesidad, algo inevitable, el querer estar a solas, aislarme, sentirme en completo silencio, escuchar los latidos de mi corazón, y dejar de sentirlos también.

Y dormir sin sentirme culpable.
Sin pensar en que estoy invirtiendo mal mi tiempo.

Y viene y sube, y me recorre, y me gusta.
Sensación de alivio, de recompensa.
De disfrutar mi oculta satisfacción.
Mi felicidad postergada.

Me entrego desinteresadamente al por-venir incierto y burlón.
Y le saco la lengua.

Voy a dormir muchos días, sin despertar.
Quiero recuperar fuerzas, necesito de mí.
Y volver a jugar con los niños otra vez, con ganas, como antes, como siempre.

Buen día, buena tarde, o buena noche, según corresponda, a su elección.

Amén.-

miércoles, 22 de diciembre de 2010

“Mi amor por vos es único…


pero no es mi único amor”







(Una canción pululando por aquí dentro, sin cesar).-

Amén sin menta.-

PS: Nuevamente Sergio Martínez.
      Amé este óleo sobre tela, en las noches casi no
      me deja dormir.
      Simplemente, Espectacular.-

sábado, 18 de diciembre de 2010

Soberbia


Calle callada callendo. (sic)
Cómo no pensar en un horizonte vertical de cuando en vez.
Así, mirando de lado.
Todo es posible, my dear.

A veces los sueños son tan reales, que me confunden.
Y las personas en ellos tan convincentes que no pueden pasar desapercibidas, y sentir un leve agrado inexplicable o malestar cuando les vuelvo a ver, según el caso. Sí, es posible que si Ud. se pregunte el por qué de mi repentina amabilidad de un día para otro, o mi desinterés, tal vez encuentre una respuesta en mis sueños, pesadillas o, comoquiera, en una idea dando vueltas por mi subconsciente.

¡Córrele, córrele!
Un Upa sin Chalupa.
Pepe Grillo no siempre tiene razón.
Yo lo sabía, malditos sueños premonitorios, maldito desazar (sic) en mi cabeza, que no me deja disfrutar a veces de la contingencia incierta de mi adorado por-venir.

Si me correteas tal vez no te vuelva a corretear.
Y si no me correteas tal vez no te quiera seguir correteando.
Así son las cosas, my dear.
Nadie dijo que no fueren así, pero está sobredicho.
Y que bueno que esté todo tan claro.
Me encanta eso, que todo esté tan claro.
Como el poder definir desde cuándo hay alma, desde cuándo le tenemos, desde cuándo ésta existe.

Encadenamiento fatal de los sucesos. Al carajo, no creo en el determinismo. Al menos no rotundo.

Otra manifestación de estas miserias son los dèja vu, que aparecen en los momentos menos oportunos y me hacen pensar en que alguien inventó una máquina del tiempo en un tiempo lejano y futuro y está jugando con la bendita maquinita. Por eso no sería inconciliable con mi no creer en la predeterminación, de aquélla en que se cree allá afuera, de esa fuerza extraña y ajena que decide por ti, por mí, por nosotros. Quisiera escribir por . (sic, de nuevo). Y no sería inconciliable porque no es que estemos decidiendo ahora lo mismo que ya se había pensado por otro, como quien escribe un guión, sino que ya habíamos decidido eso (nosotros), y lo estamos decidiendo de nuevo cada vez que juegan con la maquinita pasatiempos. Lo que no excluye que lo cambiemos, como en esa película que lleva ese nombre extraño, que creo que significa otra vez.

Correteándome.
Qué majadera que puedo ser, gracias por no darme siempre en el gusto.
Aunque puede que estuviere escrito en alguna parte, o pensado o si-quiera imaginado ya, por mis más remotas ensoñaciones. Por mi dueño sin quererlo, mi yo mismo, ese algo dentro de mí que debo ser precisamente yo, pero que no acabo y creo que no acabaré por conocer.



Como dicen por ahí, el Poeta es un pequeño Dios. Así, todo escritor es un pequeño dios. Pero no todos escribimos, pero lo pensamos y eso no quita méritos. Agrego: todos somos nuestros propios pequeños dioses. Tercos, malcriados y caprichosos.
Nuestros.

Amén.-

viernes, 17 de diciembre de 2010

In – Confesiones


Me siento tan seducida.
Sí, por esos ensueños que me inundan a veces, despierta, dormida.
Y es una mezcla de muchas sensaciones. Desde querer ser suave y sutil, hasta el querer despedazar con mis uñas y morder.

Pero es indebido. Porque lo prohibido, ¡Ay, cómo gusta!
¿Por qué tiene que ser así siempre?
Aunque tal vez si no fuera así no me seduciría tanto, pero qué va.

Escuchar agua caer, no te imaginas cuánto me seduce.
Sirvo mi taza con líquido caliente, o frío, y es todo un placer.
O inicio de placer, como sea. Siempre tan sólo el comienzo, porque queda ahí, dando vueltas esa sensación que provocó el simple sonido del agua al caer.

Y me seduce no sé si porque per se me seduce, o porque sólo detona mi ser seducido (seducido-desde-antes) que anda por la vida en ese estado cuasi-seducido que espera el mínimo detalle para explotar, salir, escapar, así, como con aquel roce auditivo.

Porque escuchar el último tiempo se ha vuelto mi más grande detonador de seducción. Así, casi instantáneo.

Creo que con el tiempo he ido aprendiendo a escuchar.
Vieras y cómo quiero escuchar al resto. Ahora.
Aunque muchas veces nadie se disponga a querer ser escuchado.
Es algo tan básico, pero que al parecer no todos consideran así.

Voy a por un café.
Vaya que seducida voy por ese café.
No me esperes, tal vez no vuelva por aquí, por un buen rato.
Disfruta tus próximos momentos con tu agua al caer (como yo), mira que no sabemos si serán los últimos.

“CARPEDIEMCARPENOCTUM”

Amén.-

In - Conclusiones

Escucho caer la lluvia sonoramente.
Es de noche, es madrugada. No hay luna visible desde aquí.
Viene a mí, sin invocarle.
¿Será otra de mis ideas fijas que me asaltan a estas horas?
Algo se me recoge dentro, el estruendo se mezcla con el viento.
Y estamos en plena primavera, desde hace más de dos meses.

Primavera, primavera.
Recuerdo tanto con esa palabra, pero nada en especial.
Es como escuchar murmurar un montón de pasados sin poder (o querer) evocarlos decididamente. Pasados tal vez ajenos completamente.

Y me voy llenando de primavera con lluvia, con ruido.
No me es imprescindible dormir, aunque mañana tendré ojeras mezcladas (quizá) con maquillaje, y la siesta forzada que interrumpe mis actividades fundamentales, por las cuales he comenzado a esmerarme, me caerá encima sin piedad.

No puedo quejarme, sabía de antemano lo que se vendría, o debía saberlo. Pero me quejo igual, si da lo mismo que diga o no diga, si al final de cuentas si se tiene que ir al carajo todo, que me lo merezca con ganas, al menos así me culpo y no quedo con la eterna sensación de que no fue mi responsabilidad. Y que algo podía hacerse, como el abstenerme, el guardar silencio. Al carajo.

Mi anacronía, mis tiempos regresivos comienzan a semi-atormentarme. [Semi, porque en definitiva no me inundan, sólo inquieta un tanto (ni tanto, sólo constato que podría inquietarme) y la verdad, no me entrego a ello, al que podría ser tormento tortuoso y torvo. No lo siento como propio en definitiva. No sería (yo) el padre de la criatura].
Mi desesperado no querer atorarme. Aunque sé que puede atorar al resto, siempre es una posibilidad, pero como toda posibilidad es cincuenta y cincuenta, y como yo sí me atoraría cien, opto por mi “no atorarme”. Al carajo. (Al parecer me gusta como suena “Al carajo”, tiene una intensidad algo controlada y que puede significar desde desidia hasta una decisión rotunda. La ambigüedad a veces me entretiene y mientras no me confunda está bien). Al carajo.


Te quiero, así, harto.
Me gustas, así, como nadie en el mundo conocido.
Y te extraño extrañamente. Extrañamente porque no es el usual echar de menos, ni el necesitar. Pero no puedo explicarlo ahora. ¿O no quiero?

Lo dije y qué. Y no pretendo desafiar a alguien en particular ni a alguien en general. En definitiva, no es más que un desahogo furtivo, incluso fugitivo.
Como un beso por sorpresa y/o con sorpresa. Mi bendita alma delincuente, que hurta tiempo, y te evoca, y no quiero. Al carajo.

Desahogarme muchas veces me produce un efecto contradictorio, es como si me desprendiera de mi confesión, y después dejara de ser mía. Es como dejarla en libertad y desentenderme. Así lalala. Espero no sea el caso. Depende de ti. Ay, me encanta que ya no dependa de mí, alterar el peso de la responsabilidad. Declarar que ya no dependa de mí, aunque decirlo no implique que en la realidad no dependa de mí tanto como de ti, pero qué fácil sería.

A veces soy tan infantil. Como sin ganas, sin querer hacerlo. Pero lo soy.
A veces me doy rabia, por espantar a las personas que quiero de verdad, como por ejemplo, con este tipo de impulsos tan poco productivos. Porque la verdad es que más allá del desahogo, no espero reacción en particular. Sólo que tomes el conocimiento de lo que me pasa, lo incorpores y hagas con la información lo que estimes conveniente, si algo estimas que puedes hacer con ella. De todas maneras, confío en tu criterio. Sí, a ti te hablo lector cuasi-anónimo.

Al querido, al gustado. Y sabés que eres tú, porque hay nadie más que pueda ser receptor de estas mis palabras somnolientas. Eres el único. Y si no te das cuenta que eres tú, bueno… Al carajo.

Sigue la lluvia revoloteando por ahí, me dio hambre. (Otra vez)
He andado todo el día con esa sensación. Creo que se llama ansiedad.

To quooro.

Si te espantas, confirmaré mi teoría.
Más que nunca quiero no tener razón.

Amén.-

PS: No te puedes imaginar cuánto me seduce escuchar agua caer
PS2: Esto lo escribí la semana pasada, cuando llovía, cuando quería escapar un rato de mis deberes, de mis cargas. Sólo ahora lo incorporo por una cuestión meramente circunstancial.

jueves, 16 de diciembre de 2010

CARPE


En cinco minutos voy y vuelvo al más allá.
No sabés cuántas decisiones se pueden tomar en cinco minutos.
Allá la calidad de éstas, no sé.

Tal vez las mejores decisiones las he tomado de un momento a otro, y vieras que no me he arrepentido. Como de aquéllo.

Nadie me dice que sea una buena decisión.
Pero prefiero creer que no creer.

Así en cinco minutos.

Amén.-

jueves, 9 de diciembre de 2010

Delirio de persecución

Me acordé de algo: Delirio de Persecución.
Mi profe Doris. Y esas clases de filosofía y psicología.
Tercero y cuarto medio.

Ésa época de mi vida. Ése período tan particular y al borde de todo.
Ese desesperante querer escapar y desaparecer de aquí y de allá también.
Y mi suicidio, y mis ganas de mandar todo al carajo.
Y ese pirigüín que me retuvo.
Mi no quererme y no respetarme.
Lo que sentía era como mirar una película, que no sabés cómo será la siguiente ni la última escena. Y no era espectadora, sino la protagonista de esa mi vida, de esa mi existencia. Dicen que nunca es tarde.

Otros muchos dicen que ese período es determinante en lo sucesivo de lo que seremos. Adolescencia. “Adolecer”… “Esencia”.
Etapa de determinación personal, el irse definiendo.

Creo que nos vamos definiendo constantemente, sin cesar. Todo el tiempo. Pero está claro que esa etapa es crucial, porque precisamente vamos descubriendo el mundo más allá de nuestras narices. Y no me di cuenta de las decisiones que iba tomando. ¿O no quería darme cuenta? Y tampoco presté mucha atención a qué quería para mi futuro, puesto que no miraba más allá de un par de meses o de semanas. ¿Ahora? …

Delirio de persecución otra vez, mezclado con paranoia.
Debe ser egocentrismo o qué se yo, algo parecido, egotismo.
Mi querer superar separatidad.
Pero esta vez es TAN distinto. Sé lo que quiero. Tengo motivaciones diametralmente opuestas, con una visión optimista.

Pero es extraño, tal vez me he ido volviendo insensible. O incrédula.
Puede ser que voy creyendo menos en la gente, salvo las personas que conozco y merecen mi confianza. “Merecen…”, “Confianza”. Grandes palabras.
Y como voy creyendo menos en la gente, tengo que creer al menos en algo o en alguien. (A Dios no lo incluyo aquí, porque está inserto en otro orden de ideas. Además no es ni algo ni alguien. O ambas a la vez, quién sabe).

Wow, voy navegando entre un quererme (creerme) nada y quererme (creerme) mucho. Otra vez. Tal vez sólo sea la eterna dicotomía de la teoría y la práctica.

A veces creo y hago como que no creo. Y a veces no creo y hago como que creo. ¿Mi sistema de defensa? …Quizá. ¿Mi querer que se haga realidad? Nuevamente, quizá.

Necesito ir constantemente variando mis motivaciones, porque un abstracto “ser feliz” sin más, no me satisface. Voy tratando de desentrañar qué voy queriendo día a día. Y hay días y días. El estar bien, tranquila. Pero que a la vez no sea fome, monótono, aburrido. Detesto la rutina, me ahoga. Aunque pueden haber rutinas que nunca me aburrirán, porque llevan implícitas siempre cosas nuevas.

El último tiempo (un par de par de años) no me ha ido del todo bien en mi tarea. Me falta encontrar la motivación dentro de mí (buscarla fuera no me satisface, nuevamente). Esa motivación rotunda que se traduce en el creer en mí, en el decirme que sí me soy suficiente. Mi excusa para seguir buscando. Mi querer seguir buceando por nuevos horizontes, nuevas latitudes.

Porque me siento demasiado desprendida de todo, a veces quisiera que algo o alguien pudiera retenerme, que fuera capaz de provocar en mí ese algo que no sé que es, pero que sé que cuando esté frente a ello sabré reconocerle. Y que sea espontáneo, mutuo y real.

Y da lo mismo el carácter en que sea. La compañía puede revestir distintos títulos de cercanía. Pero hay compañías y compañías.
Tal vez la búsqueda sea interminable, pero me gusta no estancarme en un par de limitados intentos. Sí, soy porfiada a rabiar. Terca. Y siempre voy por lo que quiero, aunque a veces no resulte del todo como espero. Pero al menos lo intento, apuesto. A veces apuesto bien, ¿All In? ... Y otras, evidentemente apuesto mal. No se puede tener todo. O no todo a la vez. Procuraré encontrar el término medio, suficiente, equilibrio.

Compatibilidad, complicidad, entenderse, respetarse.
Sentirse pertenecer, pero junto al resto.
Ya no como ese ermitaño refunfuñón, gruñón, místico y que no quiere contacto con el resto. Y que necesita del resto, del otro. Pero que no lo dice porque espera (ingenuo) que se acerque sólo la persona correcta, y que esa persona debe reconocerle a él. Que menso que es ese ermitaño. Puede quedar solo, eternamente en su soledad más fría. Si estás esperando siempre a que te encuentren, puedes que te pierdas de cosas verdaderamente buenas. Por eso hay que salir a buscar e invertir energías, cuando sea necesario, cuando valga la pena apostar.

Ya no quiero alejar a la gente, aunque me pueda hacer daño.
Prefiero que me dañen a no entregarme, pero muchas veces no puedo ir más allá de decirlo. Necesito que me ayuden a entregarme. Soy (¿o era?)como el ermitaño que espera a que lleguen a donde está y que llegue la persona correcta. Posición cómoda, descomprometida. Maldito miedo al mundo exterior.

Quisiera poder dejar de cuestionarme tanto las cosas.
Tampoco significa que no las disfrute, pero antes sólo me dejaba llevar.
Quizá estoy más adulta (más miedosa), y es que al parecer no quería crecer. Aún no quería tener responsabilidades, aunque siempre las haya tenido a cuestas.

El equivocarse va pesando más cada vez.
Y los mismos errores, no otra vez. No, señor.
Y esos ojos que se posan en ti. La crítica. Al carajo con eso.
Quiero hacer las cosas bien, prescindir de lo que no me sirve. A veces es tan difícil decidir. El temple ayuda, aunque falta un poco de criterio. Los sentimientos involucrados muchas veces opacan el buen criterio. Pero a la vez me gusta dar oportunidades. Cuando he necesitado oportunidades no me las han dado, sé lo que se siente, por eso creo en las oportunidades cuando hay afecto. Todos nos equivocamos en algún momento. Falta criterio, o fuerza de voluntad. Quiero poder. Tengo tantos planes para el porvenir…

Camila se desafía a sí misma en este momento.
Camilín asiente.
Camilina sonríe tiernamente.
Cam se ríe sarcástica y la desafía a su vez.
Antonia le pide perdón, por apoderarse de ella a veces. Por ir en contra, alimentando pasados.
Anto la mira, en silencio, impasible. Incrédula tal vez, pero espectante. A ella también le conviene la propuesta, el desafío. Y se dice “Tiene que”.
Zoon la mira y le dice “Ánimo. Estoy contigo. Vamos, se puede. No decaigas en lo que quieres y crees firmemente, yo te ayudo. ¡Ánimo!”.

(Con todo este diálogo Camila se siente algo desquiciada, mire que andarse hablando a sí misma desde sus distintas personalidades… Mensa. Al carajo, le divierte al menos. Estos son, probablemente, los Laberintos de Zoon. O parte de ellos).

Camila se mantiene en silencio, nada más dice, porque prefiere ejecutar antes dar lugar a palabrerías que pueden quedar sólo pronunciadas, sólo en declaraciones de buenas intenciones.

Ya veremos. Delirio de persecución circular.
Camila se signa y piensa en que hace mucho no lo hacía así, con convicción.

Amén.-

martes, 7 de diciembre de 2010

A mi descendencia.

“Inventé mi mundillo, subterráneo, pero sobre la tierra.
Donde me siento pertenecer.
Donde no tengo vergüenzas ni temores. Donde soy, sin más.
Lo visito constantemente, porque necesito respirar de cuando en vez.
Un equilibrio inestable dentro de mi burbuja. Ésa MI burbuja.

Y a veces me gusta estar sola.
Y a veces me gusta compartirme.
Pero no me gusta estar sola compartiéndome, o compartirme al querer estar sola.

Por ello he decidido declararlo, para lograr el respeto a que aspiro, para que quien quiera comprender, lo haga. Quien sea capaz de sincronizarse con esto, y quiera hacerlo (o que me permita a mí sincronizarme a sus propios tiempos, o mejor aún, que sea espontáneo y recíproco), ¡Bendito y Bienvenido sea!

He rondado mil y una vez sus límites, para que quien quiera manchar sus deslindes con sentimientos o sentires inservibles, se escabulla y desparezca por donde vino. Porque he tenido de todo un poco, he probado el sabor del musgo ocre que significa querer desaparecer, y he pisado con fuerza la tierra cuando de mi pecho se ha desbordado la alegría. Conozco de todo un poco, pero como buena humano, de nada mucho.

Esta soy yo, con la frente en alto. Tan humana y tan profana como mi prójimo, y a ratos también divina. Tal cual sin cáscara. Y con los brazos abiertos, porque estoy dispuesta a vivir, a sentir, a transmitir, a hacer sentir.

Tal vez nunca tenga hijos, pero los manuscritos que siguen, es para ustedes. (Para ellos, en el evento - tan incierto como si mañana sigo respirando - de que existan, de que lleguen a existir, que constituyan un principio de existencia).

Repito: Tal vez nunca tenga hijos, pero lo que sigue, es para ustedes. Dondequiera que estén en este momento.-

21á/07me/02sem”.-



[Es el prólogo de una especie de diario de vida – nunca he sido tan constante como para llevar uno propiamente tal – que va dirigido a quien (o quienes) acabo de señalar. Quise compartirlo si existe alguien en el mundo a quien pueda interesarle o que por esos azares de la vida cibernética, llegue a leerme).].-

Creyendo en el porvenir, ¡En el Por Venir!, quien suscribe.

Amén, otra vez.-

lunes, 6 de diciembre de 2010

Ahí, entre mis mundos paralelos que no se cruzan

Es mirarse al espejo.
Ver los ojos delineados por el cansancio, el dejo de maquillaje corrido por el restregármelos repetidas veces y no retirarlo... como siempre. Maldito hábito. Y son esas marcas oscuras, que se confunden con las ojeras, la huella de los lentes y mis venas que no pasan desapercibidas para quien mire a los ojos.

Me dan ganas de gritar...
Pero pienso en el resto y su casi-seguro desconcierto, y su preocupación y su infinita incomprensión totalmente comprensible respecto a mi grito no nacido. Ese grito que quiso surgir inexplicablemente y murió de la misma manera. Pero era un grito de sentirme viva, como para confirmar que soy yo aquélla que me mira a las pupilas, con ese efecto invertido.

Es el aquí y el ahora.
Es el querer que sea el aquí y el ahora.

Es el necesitar sentirme aquí. Ahora, mía tan mía y de nadie más.
Y me da tentación de risa imaginarme cosas, y sus eternas posibles consecuencias. Como el gritar en un quinto piso a las doce de la noche. Pero es el sólo imaginármelo... me parece infinitamente divertido. La verdad es que así me divierto muchas veces, inventando realidades paralelas, cuando la presente no tiene más que ofrecerme que dejar transcurrir (con dolor) el reloj y, por ende, el calendario, esperando a retener por fin la información preciada que se ha vuelto el objeto de mi estudio, y de mi querer empaparme de ello. 
Pero muchas veces no me basta. Y no me basta no porque simplemente no quiera, no lo sé, a veces no logro comprender mi laberinto interior. No me gusta forzar las cosas porque, inevitablemente, me terminan aburriendo.


Me he vuelto escéptica con muchas cosas.
Y a veces no creo que sea yo quien hace las cosas que hago. Si a veces pareciera que tengo una doble personalidad, pero algo inducida, consciente. Para poder reírme un rato, me fastidia estar en estados de ánimo poco agradables. No me sirve. Me sirve estar en este estado algo permanente y generalizado de sentirme bien, feliz, aunque muchos pudieran cuestionar el último calificativo. Es el SENTIRME así. Quien lo ha sentido lo sabe.
Pero a veces se vuelve esquivo y sé muy bien que (aunque quisiera con todas mis fuerzas)  no puedo retenerlo. Y no quiero retenerlo. Es como una sutil visita que viene y va, como un aroma de aquéllos que te hacen recordar momentos especiales.

Ahora quisiera seguir escribiendo... pero debo de irme.
Sólo quisiera saber tomar buenas decisiones, siempre.

Amén.-