domingo, 16 de octubre de 2011

Constanza decide morir

Y Constanza no se parece a Verónika.
Ese no tener ganas de sacar fuerzas ni de seguir
Esa nebulosa constante en el cuerpo, un cansancio que supera todo esfuerzo físico

El egoísmo, la maldita autocompasión
El querer que alguien se dé el tiempo para rescatarte de ti misma

Constanza no quiere seguir
Sus decisiones, digámoslo, han sido de lo menos asertivas
pero ella sigue en su mundo que no quiere que siga siendo

Ni siquiera esos dos luceros resplandecientes encienden una luz suficiente para arrasar con el frío
Eso es lo más triste que veo desde aquí
Y Constanza no escucha
Y Constanza nada quiere
Y Constanza va y viene

Constanza nada más quiere

lunes, 10 de octubre de 2011

No lo hagas


Ese color a Cabernet Sauvignon derramado en la alfombra blanco invierno. Ese confundirse con el otro, mezclando sabores y colores por todas partes. Ese recordarme en su boca, entre sus piernas, sobre su suavidad de caramelo y de miel. Ese despertarme solo en el departamento, sin su abrazo mañanero. Ni un solo beso de despedida, ni una prenda olvidada para tener la esperanza de que vuelva en su rescate. Ya sabía que invitación a beber es un “Mira, me gustas, podríamos tener sexo, pero nada más. Nada serio”. Pero es que era la excusa perfecta, le gusta el vino y ella no me parecía mal, tenía un algo que me atraía. Ahora estoy elevándome al recordarla, embobado… cómo no me di cuenta antes. Y ahora ya no está, se fue con la noche, maldita sea.

Llamarla o no, he ahí el dilema. Soy un fiasco, un pelotudo. Si la llamo, tal vez piense que estoy forzando las cosas. Si no la llamo, significa que no me interesa que nos sigamos viendo de esta manera. Bendito dilema. Siempre supe que las amigas no se comen.