Los años no pasan en vano.
Las cosas cambian.
Las personas cambian.
Los sentimientos cambian.
Todo cambia.
Podemos conocer algo o alguien en esencia,
pero tal vez sólo creemos
conocerle.
Porque ese alguien cambia, y es bueno que cambie.
No se puede conocer sin el contacto,
sin la necesaria comunicación.
Y si ésta no se da, ¿cómo podemos afirmar que conocemos?
No podemos conocer sino conocemos el cambio.
O si no nos interesa conocer tal cambio.
Uno conoce lo que quiere conocer.
Es bueno el cambio, para no estancarse.
Nadie puede afirmar que me conoce si no está en contacto.
No puedo afirmar que conozco, si no estoy en contacto con ese algo o
alguien.
(Los sentimientos son un tanto distintos… al conocer uno, queda ahí –
por ejemplo, que ya conocí el amor -, pero éstos van evolucionando si los
consideramos respecto a una persona o una cosa, en atención a los cambios de la
misma y de los míos propios).
Por otra parte, la comunicación es lo básico para compartirnos.
Quien quiera compartir con otro, que lo conozca y conozca sus cambios
Si lo acepta, que permanezca en ese conocimiento retroalimentativo.
Si no es así, bueno… que siga su camino.
En la vida existen muchos caminos.
Que se crucen solamente los que tengan que cruzarse.
O en los que se trabaje para ello.
O los que permitamos que se crucen.
Son buenos los cambios.
Y son buenos los caminos varios.
Pero también los caminos cambian.
Amén.-