Hace mucho tiempo que no hablo de Mis Laberintos.
Tal vez nunca fue la idea hablar de ellos, pero se llega a ello casi inevitablemente.
A veces siento que soy muy débil, que las preocupaciones vanas y mundanas me carcomen.
Y que no estoy haciendo nada para contrariarlo.
Es que esos laberintos a veces me aburren, me abruman... ya no los quiero.
Porque precisamente no me gusta sentirme débil.
Otras veces sólo intento cerrar el círculo y decirle adiós a los laberintos,
empezar de nuevo, jugar... inventar cosas nuevas.
Me gustan las cosas nuevas.
También las personas nuevas, aunque sean viejas.
Eso de renovarse como se dice por ahí.
Amén.-
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