sábado, 21 de enero de 2012

Libre albedrío ante todo.


Vemos lo que queremos ver.
Escuchamos lo que queremos escuchar.

Y las interpretaciones.
Aunque hay interpretaciones que trascienden, y que pueden llamarse casi dogmas. O axiomas, según sea Ud. creyente del Cielo o de los Números. O ambos, si cree en un posible Arquitecto del Universo.

La confianza es una palabra muy grande.
Yo misma no confiaría en mí bajo ciertos supuestos.
Supuestos calificados y, en otras ocasiones, supuestos animales, instintivos... irracionales. Mi falta de razones racionales me hace ser quien soy. Y me gusto, aunque me caiga y fuerte. Y me griten y me muevan las manos en ademán de agresión.
Si tan sólo confiáranme. Así yo también confiaría.

La confianza es una palabra…
Demasiado grande en ocasiones. Sobretodo cuando la han rasgado.
La han rasgado por omitir lo que es cierto. Lo que duele, lo que suena menos.
Que no lo vean es peor aún que el dolor de no confiar más.
Y esto de no confiar más no es sólo decisión. Es instinto animal. Supervivencia.

La soberbia ante todo; la libertad de no querer verlo.
Soberbia, ese pecado tan atractivo. Quizá esta vez sí me seduzca.
Pero sin remordimientos que me lleven a desistir.
Eso de dejarme llevar… y olvidarlo todo.

La libertad.

Amén.-

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