Porque ese alguien más ya te llamó la atención, y quieres ver si salta. [la liebre puh]. Aunque no fuera el tal y resultare con otro que aparezca en el intertanto.
Siempre gana el mejor postor.
Porque te mientes al mentirme. No se teme tanto si no hay algo por qué temer.
No te das cuenta, necesitas algo más. Y envolverte en el velo, maquillar la realidad. Como te maquillas para otros cuando sabes que no estoy. Y luego me dejas sólo el rostro descubierto, para que te ame así, siendo que podrías mostrarte de esa forma también. Porque así sos, aunque te cueste asumirlo. De esas dos maneras sos, convéncete.
No te soy suficiente. Helo ahí. Los otros sí.
¿Y sabés por qué lo son?
Porque son nuevos, no como yo.
Y quieres ´novedarte´, para variar.
Quieres soltarte la rienda, cabalgar por aquí y allá, aunque sea sin trastabillar.
Allá donde hay más dónde sentirte libre, sin tu yugo fatal: mi compañía [cuando hay más que mirar]. Mi compañía que a veces pareces apreciar, la misma que quisieras algunas noches de frío, o de soledad. Pero que repugnas si hay otros de por medio. Qué ironía, mi compañía.
Ésa que te corta las alas. Que no te deja avanzar.
Los indicios de querer excluirme en los pocos momentos en que podría ser distinto… en que podría acompañarte y pasarlo bien juntos en el resto, aunque no sea de una manera como es lo usual (y eso es precisamente lo interesante, que no sea como es todos los días, salir de la rutina).
Y qué poco sutil que soy. Lo sé, para expresarme. Pero esos funestos presentimientos al oírte y verte, que aparecen y no se van, porque los agrandas con tus brazos pájaros y tu cantar escandaloso, intransigente y poco decoroso. Que lo envuelve todo y lo precipita hacia lo no querido, lo aburrido, lo desabrido, amargo y hasta empalagoso.
El no creerte, porque algo me dice lo contrario. La intuición no se debe dejar pasar sin escucharla primero. Sí, a veces prefiero la intuición.
¿Cuál es la idea de conocer más hombres en lugar de optar por tratar de re-conocerme? ¿O conocerlos compartiendo, a la vez, conmigo? ¿Tan inconciliables somos? ¿Qué es lo tan terrible? Que te descubra en algo, pues.
Y eso es lo terrible, imaginarte ahí, sin ser como eres en verdad. O siendo como no quieres que lo sepa (que es peor). Si fuere así, qué poco sincero de tu parte. Qué fácil que sos para caer en eso. Me impresiona la facilidad que tienes para embarcarte en la primera aventura que te sonríe. O que esperas que te sonría (con o sin rostro). Inventando excusas, que no son lo suficientemente poderosas. O no debieran serlo si significo algo más para ti, algo real. Porque así somos los reales luego de un tiempo, de lo bonito y pomposo. Y nadie ha dicho que no soy celoso, cuando hay motivos para serlo.
Tus instintos de fémina dominante deben estar explotando. A rabiar. Y no soportas mi compañía cuando quieres engatusar a esos pobres hombres ansiosos de un poco de tibieza, aunque no sea carnal. Puesto que eventualmente sí lo será. Por algo se empieza. Así lo dicen los que saben.
Si sale con amigas, se entiende. Es cosa de chicas.
Pero si es con chicos y chicas, a beber y esperar [con ansiosa expectación] que exista la posibilidad de bailar… Cambia. No piensa en mí, en compartir eso conmigo, y eso que sabe que lo quiero desde hace tiempo: bailar y conocerla desde esa otra faceta. No piensa en que su macho también quiera hacer eso, y con ella. Qué egoísta que te pones, que opacas a mi propio egoísmo, el que no me deja compartirte de ésa manera con otros.
Cuidado con el fuego, te puedes quemar. Y no me gusta que me incendien de esa manera, porque cerca, nos quemamos juntos.
La razón siempre la da el tiempo, y eso lo habrás podido constatar.
No todos los miedos son infundados.
No todo lo que hago es para controlarte.
No todo lo que hago está mal, como presumes con todo lo que hago.
Lo que me quiere decir todo esto es que no eres igual cuando estás conmigo que cuando no lo estás. Desinhibirte de esa manera sólo si no estoy, desenvolverte en ese tipo de ambiente y con tales características, lo siento (más por mí que por ti, como es lo lógico en estos casos), pero no tiene tantas interpretaciones. ¿Cuáles les das tú?
¿A qué quieres jugar? ¿A que te tenga que dejar hacer esto y aquéllo y quedarme tan tranquilo como sumiso? No abuses de la confianza, que por lo demás has hecho tambalear tú, no quien te habla.
Tal vez cambiaría mi postura si no te empeñaras en querer hacer crecer más y más esa desconfianza natural, que es inherente a todos nosotros, los mortales. Quizá cambiaría si dejaras de jugar a hacer las cosas de una manera tan poco transparente, o tan poco inclusiva. Sería distinto. Sí que lo sería. Ayudaría a reforzar la confianza que ya has rasgado [que no se te olvide, eh, nena. Tú has sido]. Hacerlo por mí, ya tendrás bastante tiempo para lo demás. Todo el resto de tu vida.
Quererte tanto, Amanda.
Y tú coquetear.
Pero la paciencia se agota, cada vez más.
Y tú coquetear.
No me hagas desesperar. No más.
Y tú coquetear.-
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