Las ausencias son como presencias amortiguadas, que te van recordando a cada rato que no están. Muchas ausencias pueden ser imperceptibles, pero otras claramente pesan. Las que pesan no forzosamente son necesarias en toda su real extensión, pero existen las que lo son aunque no se quisiera.
Que se esté presente no quiere decir exclusivamente que no se esté físicamente, aunque en las mismas ausencias se está presente porque no se está. (Esto es, se hace presente, latente, sólo porque no se está. Porque la imagen de la falta aviva más su no presencia. Se siente, se duele).
Entonces, no existen realmente las ausencias, porque si son importantes, estarán siempre “presentes”. Las que no lo están de esta manera, no son importantes, por lo cual no merecen la atención de nadie, por lo que desaparecen, ya no existen. Se esfuman.
El problema real es con los grados, con aquellas cosas (incluidas aquí las personas, por tener una dimensión) que no se puede definir con exactitud si están ausentes o presentes. Es un doble dilema. Y lo es porque están ausentes y presentes a la vez.
“Ningún factor es la causa de un fenómeno, si ese fenómeno ocurre en ausencia de ese factor”.
Y...
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