Las rabias te tragan el alma.
Y un alma tragado no es recomendable en ningún grado.
Un alma tragado es difícilmente devuelto. Y si se llegare a devolver, ya será un alma demasiado revuelto.
Uno es lo que es; no lo que dice que es.
Nuestras acciones nos determinan. Nos marcan.
Y cada acción o inacción es una irreversible decisión.
Somos dueños (y esclavos) de ello.
Y tal vez sea lo único de lo que somos verdaderamente dueños:
de las decisiones que adoptamos a cada paso.
Amén.-
Este es un laberinto propio, de aquéllos que están en constante expansión, de aquéllos que son de colores que varían cada cierto tiempo y que tardas muchos años en darte cuenta que estás en él. Pero que cuando lo descubres terminas amándolo con locura y pasión, o bien, odiándolo con todo tu ser. Bienvenido a mi mundo, a mi burbuja, a mi laberinto sin fin ;)
jueves, 29 de marzo de 2012
martes, 20 de marzo de 2012
viernes, 2 de marzo de 2012
En la madrugada...
Camila soñando despierta, mirando la eterna oscuridad de la noche con los ojos cerrados.
Camila escuchando el silencio nocturno, mezclándolo con música de pasados tiempos.
Camila escurriéndose en colores por entre las sábanas, cayendo al piso, con un camino de arcoiris derretido hasta verter toda su alma en colores en el suelo del lugar en que duerme, pretendiéndo dormir y dejar de soñar sin sentido, sin sonidos ni angustias.
Y Camila se derrite en colores por varias horas, con gotitas en el rostro y en la garganta.
Pero pensando a su vez en que a pesar de no sentirse pertenecer con todas sus fuerzas, ahí está.
Eso basta para dejar de sentir que esos resplandores y colores nocturnos se le vayan por completo.
Camila se dispone a cerrar más los ojos y perderse en ensueños más agradables.
Camila se dispone a vivir. Por fin.
Amén.-
Camila escuchando el silencio nocturno, mezclándolo con música de pasados tiempos.
Camila escurriéndose en colores por entre las sábanas, cayendo al piso, con un camino de arcoiris derretido hasta verter toda su alma en colores en el suelo del lugar en que duerme, pretendiéndo dormir y dejar de soñar sin sentido, sin sonidos ni angustias.
Y Camila se derrite en colores por varias horas, con gotitas en el rostro y en la garganta.
Pero pensando a su vez en que a pesar de no sentirse pertenecer con todas sus fuerzas, ahí está.
Eso basta para dejar de sentir que esos resplandores y colores nocturnos se le vayan por completo.
Camila se dispone a cerrar más los ojos y perderse en ensueños más agradables.
Camila se dispone a vivir. Por fin.
Amén.-
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